Con ocasión del Día Internacional de los Derechos Humanos:
La comunidad eclesial de Tánger es testigo asombrado y apenado
de que, en las fronteras del sur de Europa, son vulnerados no
pocos de los artículos incluidos en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos. Nadie puede considerar respetuoso con la
dignidad de las personas y con “su derecho a salir de cualquier
país, incluido el propio”, el que, en veinte años, las fronteras
se hayan cobrado la vida de más de 20.000 jóvenes.
Las medidas adoptadas hasta ahora por los Gobiernos de los países
europeos para el control de las fronteras del sur, han sido y son
un fracaso político y humano, pues dejan a los emigrantes en una
situación de abandono, y transforman en sarcasmo sus roclamados
derechos “a la vida, a la libertad y a la seguridad”. No hay
cuchillas que puedan intimidar más que el hambre y la miseria, nada
pueden perder quienes nada tienen. De ello son testimonio hombres,
mujeres y niños que entre nosotros, a los ojos de este Iglesia que
peregrina en Marruecos, esperan una oportunidad. Gastar dinero en
destruir esperanzas es la peor de las inversiones. Por sentido de
responsabilidad, por amor a la justicia, por respeto a nuestros
hermanos emigrantes, pedimos a quienes tienen autoridad para hacerlo,
que, en el ejercicio de esa autoridad, dispongan la retirada inmediata
de las concertinas instaladas en las vallas de Ceuta y Melilla, por
tratarse de instrumentos que violan derechos fundamentales de las
personas y en nada favorecen el deseado desarrollo moral, cultural y
económico de la sociedad española y de la Unión Europea. Las cuchillas
sólo causan dolor y muerte.
Tánger, 5 de diciembre de 2013.
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