Testimonio
La exclusión puede venir por muchos caminos y a veces
confluyen todos en la misma persona o la
misma familia. Es el caso de Encarna y Francisco, un matrimonio de alrededor de
40 años con dos hijos de 10 y 15 años. Ella trabaja algunas horas limpiando en una empresa. Él está en paro
desde hace 4-5años y no recibe ningún subsidio.
La desesperanza se ceba en Francisco: “llevo mucho tiempo
parado; me rechazan porque ya no soy ningún jovencito y porque hay mucha xenofobia
por ser gitano… Además, mi hijo mayor
en plena adolescencia, se rebota y habiendo sido un chico responsable hasta
ahora no quiere hacer nada. ¡No sabemos qué hacer!”.
Reflexión
Jesús
sigue muriendo en cada hermano que sufre las consecuencias de la crisis (o de la estafa). Su resurrección nos invita
al inconformismo con el status quo, a acompañar al injustamente tratado por el
pecado estructural y a empoderar al desesperanzado.
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