A partir del tema decidido en la última Asamblea General del
MMTC, este año queremos hacer una breve reflexión sobre la situación concreta
que los migrantes están viviendo hoy en día en España, donde las estadísticas
oficiales indican que el 25% de la población activa está sin trabajo y donde
más de la mitad de los jóvenes, el 52%, también está sin trabajo.
Esto ha generado que alrededor de 100.000 personas
procedentes de la emigración se marchen de España este año y que alrededor de
10.000 jóvenes nativos emigren sobre todo a otros países en Europa, a América
Latina.
Esta situación tan crítica está generando nuevos dramas
sociales que afectan al migrante, añadidos a los ya habituales: desahucios por
impago de las hipotecas de las viviendas, recortes sociales, empobrecimiento
general, nuevos desplazamientos migratorios y conflictos entre los trabajadores
españoles y los trabajadores migrantes.
En muchos casos, el retorno a sus países de origen
(mayoritariamente de las personas de origen latinoamericano) no es solamente
individual sino de familias enteras. A la situación de sufrimiento que ya
representa para los adultos la pérdida de todo cuanto tienen incluyendo sus
esperanzas de una vida mejor, se añade el hecho de que los hijos no quieren
marchar porque han nacido o crecido aquí o porque saben que no tienen futuro si
regresan.
En otros casos el emigrante (mayoritariamente las personas
procedentes de Europa del Este) se traslada a otros países Europeos (Bélgica,
Suiza, Francia, Alemania, etc.) donde aún pueden encontrar trabajo. Además
existen los desplazamientos migratorios internos en el propio país, propiciados
por las nuevas leyes laborales que flexibilizan la movilidad. Estos
desplazamientos comienzan a provocar tensiones entre países o regiones, donde
la tasa de desempleo son altas y dónde los migrantes acaban pareciendo como
competidores en el mercado laboral local.
Hay otro gran grupo de personas que no quiere retornar a sus
países de origen (en su mayoría procedentes de El Chad, Camerún, Nigeria,
Senegal). Ahora ya saben que no tienen futuro en España. Muchos han dejado de
enviar dinero a sus familias pero no les dicen la verdad de cómo lo están
pasando y tampoco quieren o pueden regresar. De estos países aún llegan
emigrantes, desesperados o siendo desconocedores de la situación, pues siguen
viendo a Europa, a pesar de la crisis, como un oasis de prosperidad.
El MMTC se sitúa al lado de los migrantes porque el
movilizarse libremente es un derecho humano. Así creemos que cada cual debe
vivir con dignidad, sin importar su origen, el color de su piel, su cultura,
lengua o religión. Como movimiento de trabajadores cristianos, el MMTC basa su
acción en la palabra de Dios (*) y en el pensamiento social de la Iglesia (**).
(*) Jesús se identifica con el migrante y con todos los que
son privados de los bienes y derechos necesarios para vivir como seres humanos:
“Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era
forastero y me acogisteis…”. Este texto del juicio, plantea una exigencia ética
universal para creyentes y no creyentes: tratar como semejantes nuestros a los
necesitados, buscar el gran horizonte de la fraternidad; y eso no solamente
como una cuestión de virtud, sino como una exigencia fundamental de justicia.
(**) De la encíclica “Sollicitudo rei socialis” de Juan
Pablo II en 1987: “La solidaridad nos ayuda a ver al “otro” (persona, pueblo,
nación) no como un instrumento cualquiera para explotar a poco coste su
capacidad de trabajo y resistencia física, abandonándolo cuando ya no sirve,
sino como a nuestro “semejante”. Nuestra misión es darle una “ayuda” para
hacerlo partícipe, como nosotros, del banquete de la vida al que todos son
igualmente invitados por Dios” [39].
La Secretaría General del MMTC y la ACO España
París, el 21 de diciembre de 2012
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